viernes, 16 de septiembre de 2011

Mi ángel de la guarda

Cuando eramos más pequeños llorábamos desconsoladamente cuando sentíamos que nos marginaban o que no teníamos amigos, luego empiezas a crecer y te das cuenta que los mayores tenían razón que cuando creces los amigos empiezan a abandonarte, empiezan a hacer sus vidas y que sin duda podemos contarlos con una mano, si es que podemos contar con alguno. Creo que es verdad, que las personas reales escasean pero también creo que hay personas en la vida que están destinadas a estar a tu lado. Quizás nunca nos demos cuenta que encontramos a ese amigo destinado a estar a nuestro lado, o quizás si lo veamos, o quizás no lo veamos porque no queremos, porque nos aterra pensar que hemos encontrado ese amigo y en cualquier momento puede irse.
Encontré esa mano amiga hace mucho y no lo vi hasta hace poco, quizás no lo vi porque necesitaba tropezar con otras piedras hasta darme cuenta que estaba ahí desde siempre. Nos hemos desviado alguna vez del camino pero como ella dijo una vez nuestros caminos son paralelos y nunca dejaron de estar unidos. Esos desvíos nos hicieron más fuertes, más nosotras que nunca y nos devolvieron las fuerzas que nos faltaban.
Hoy lo sé, sé que las personas no debemos dejar de ver lo que esta a nuestro lado por miedo a perderlo porque las personas destinadas a estar a nuestro lado siempre vuelven, siempre. Ella volvió con más fuerza que nunca para demostrarme que si yo caía ella me levantaría y que en la vida hay oportunidades que no debemos perder.
Solo quiero que sepa que si algún necesita huir yo huiré con ella, y que pase lo que pase ella y yo estamos destinadas, destinadas a estar juntas.


Mi ángel de la guarda te quiero, por ser esa mano amiga tanto tiempo, por ser ese rayito de sol en los días grises oscuros, por ser la voz y la risa que me enseñan que puede haber un mundo mejor si estamos juntas.

Eres la sencilla virtud que faltaba justo a mi lado.

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