jueves, 28 de abril de 2011

Los mismos sin serlo

A veces pensaba que era mi culpa, que yo cause que todo acabará de la forma que lo hizo. Hoy se que no, que no fue mi culpa pero tampoco la tuya. No fue la culpa de nadie, y a la vez fue de los dos.
Yo, creo en todo y no creo en nada. Creía en ti, siempre lo hice, creí cuando nadie lo hizo, creí cuando ya era imposible que pudiera seguir haciéndolo, y sigo creyendo en ti. Extraño ¿verdad? Yo que siento que me canso a la primera en todo, que pienso que no lucho, que no creo... en ti creí siempre, incluso sentí la necesidad de felicitarte por tus 20 años y lo hice, yo, quien era yo para felicitarte, quien. Contigo cometí todos los errores que he sido capaz de cometer. Te perdone siempre, tantas veces como la cagaste, incluso unas pocas más, y no me importo. Porque todo, incluso la decepción que sentí en algún momento, fue por algo, fue porque lo sentía, fue porque sentía que podía hacerte cambiar, que podía hacerte la persona que tú subconscientemente esperabas, pero no lo conseguí. No porque dejará de luchar sino porque tu lo hiciste y yo no era capaz de luchar contra un muro de piedra más de lo que lo había hecho. Todo tiene un limite y el mio llegó en el momento que supe que cada uno es dueño de su vida, y que yo no era la persona que tenía el poder de cambiarla, sino tú, y no quisiste. Te conformaste.
Siento que nunca seremos tan amigos como lo fuimos, que tiramos los dos la toalla y no hay nada ni nadie que consiga a retomarla. Sé que cometí mil errores, que no era yo quien debía arreglarte la vida sino que debía dejar que la arreglaras tú solo, cometí el peor de todos y es imperdonable, al menos para mi. Intente hacer contigo lo que no me gusta que hagan conmigo, y ¿sabes? nunca hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti.
Me equivoqué, supongo.

A pesar de todo.. siempre me gusto ser una bocanada de aire fresco cuando la vida te ahogaba.


No podemos intentar ser algo que no volveremos a ser jamás, pero quizás seamos capaces de ser otros siendo los mismos.

martes, 12 de abril de 2011

Sin duda alguna hay cosas que se van un día y no vuelven jamás. Puedes añorarlas, extrañarlas, llorarlas y olvidarlas, pero no van a volver. Podemos esperar, esperar hasta hartarnos y no volverán. No llamarán a nuestra puerta y nos dejarán una carta que diga: te he echado de menos, y haremos como si no ha pasado nada. Porque el tiempo pasa, otras cosas vienen, algunas no se van nunca, y otras no vienen jamás. Es así, todo es así. La vida te da y te quita, te enseña a olvidar y a recordar, te hace caer y levantarte, te enseña a respirar y ahogarte, te enseña a querer y odiar. La vida no deja de evolucionar, y debes tomarlo o dejarlo.

Pero si lo dejas, estás perdido.

miércoles, 6 de abril de 2011

y que la luna salga por donde quiera

Nueva etapa. Sin más. Nuevos proyectos, y sobre todo nuevas ganas.