Cuando una persona se va, lloramos,
renegamos, nos preguntamos que hicimos mal, porque se habrá ido, en que pudimos
equivocarnos, que nos falto por decir. Pensamos en la última vez que estuvimos
con esa persona, que llevaba puesto, si algo fallaba ya en ese momento. Miramos
atrás pensando en todo lo que hemos pasado con esa persona, todos los planes
que salieron mal, todos aquellos que se quedaron en el tintero, pensamos hasta
en el último detalle de la última conversación que tuvimos. Pero, a caso, todo
eso ¿sirve de algo? Realmente no. Cuando alguien se va, sea de una forma u
otra, solo debemos dejarle marchar, desearle que sea feliz vaya donde vaya, se
encuentre a quien se encuentre en el camino, pero que sea feliz. Sobretodo,
cuando se marcha debemos saber que es porque ya no eran felices juntos, porque
se merecen serlo solos o, quien sabe, quizás con otras personas.
He sido la persona más feliz a su lado,
he estado en el cielo y en la tierra, he crecido como persona, he aprendido
infinidad de cosas que no habría sido capaz de aprender si no hubiera aparecido
en mi vida. Ha sido mi bocanada de aire en millones de momentos, le he ayudado
y el a mi. Por eso, por todo lo bueno que la vida nos deparará, porque ahora
empieza una etapa nueva en nuestra vida, porque quien sabe si la vida nos
volverá a juntar, porque se que si es así no será ahora, y porque nos merecemos
encontrar la felicidad separados. Por todo eso. Gracias. Sé feliz… porque yo
también pienso serlo.
Te deseo lo mejor, y siempre estaré aquí.
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