Las cosas empiezan y terminan. Esta ha empezado con un creo.
Un creo que ha cambiado quizás todo pero a la vez nada. Sigo igual. Sólo sueño
contigo casi todas las noches y sigo pensando en ese creo. Pero sigo igual. Sigo
superando el día a día, este año duro que me supera en muchos momentos. Sigo pasito
a pasito lo que he dejado de mi, y recuperando lo que he destruido por
estúpida. Quizás aun no haya aprendido a quererme como debería hacer, ni he
aprendido a valorarme en muchos aspectos, quizá no haya sido capaz de verme con
otros ojos. Más bien lo sé, siempre he sabido lo que me caracteriza y de lo que
carezco pero me gusta hacerme la sueca.
Soy consciente casi siempre de mi realidad, de mis motivos
para sentirme débil y fuerte, de porque sonrío o lloro. A veces son un poco
bipolar, lo reconozco, creo que todos somos un poco en la vida. Hoy puedo estar
contenta y quizás mañana sea un día que me gusta llamarlos: duérmete Irene. Porque
la única forma de pasar el día es durmiendo.
Puedo valorar este momento como buenos tiempos, puede ser
porque los anteriores hayan sido malos tiempos, pero estos son buenos tiempos,
y es lo que importa. No me levanto dando un salto, lo reconozco, porque no es
un año que me motive, es más bien un año de superación, de positivismo, de
sufrir y llorar algún que otro día, pero sobretodo de conseguir sueños. Es un
año de esos de los que esperas poco pero tienes una meta, un fin, y es mucho
más que suficiente. En el camino, seguramente, encuentre sorpresas y eso es lo
más mágico de todo. Las sorpresas. Este año como leí en un buen libro que me
regalo una buena amiga voy a soplar al menos dos veces por semana y pedir un
deseo, porque la magia esta en el soplo.
Sigo pensando en ese creo de una forma obsesiva, porque
puede marcar un antes y un después en mi vida.
PD: ese creo es un: creo que te quiero.
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