lunes, 6 de agosto de 2012

Agosto

El problema de sentirse perdido es cuando llegas a un cruce y no sabes que dirección elegir, derecha o izquierda. Siempre son dos opciones (o quizás más). A veces cojamos el camino que cojamos las cosas no cambiarán, otras cambian por completo y en otras uno de ellos es el camino correcto.  Nunca tenemos la certeza de elegir y no equivocarnos. Creo (podría casi asegurar) que en el último cruce elegí el lado equivocado. Quizás debía ser la izquierda y no la derecha, o viceversa. Ni si quiera recuerdo que camino elegí.

De todas formas, no puedo evitar pensar que no son las elecciones las incorrectas sino lo que a la larga hacemos con ellas. Ese fue mi problema, pensar cual era el problema sin darme cuenta que no había problemas.


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